Sobre la obra de Emiro Garzón se han realizado tesis, entrevistas y documentales. Nació entre Morelia y Belén de los Andaquíes, Caquetá, y desde pequeño demostró interés por el arte, especialmente por la escultura. Su obra comprende al menos tres etapas cruciales: obras contra la violencia, obras a la vida y obras que enfrentan la tecnología. Por su formación político-artística, entendió desde muy joven que el arte tenía que ser en la calle para que el pueblo se sensibilizara. Su estilo de obra pública fue también una crítica social, al representar al olvidado, al oprimido, a la gente humilde. Su idea siempre fue contar una historia, porque el arte no es meramente contemplativo, sino formativo. De allí obras icónicas en el Caquetá como “Los colonos”. También, consideró la mujer como origen de la vida, dándole especial importancia dentro de sus obras, como “La diosa del Chairá”. Desde Chaplandam, en la Jagua, un corregimiento de Garzón, Huila, Emiro sigue creando obras que expresen, que creen ternura, que, como dice él: le pongan el pecho al viento.
A sus 61 años, Octavio Collazos tiene como objetivo rescatar la música antigua, la música campesina, aquellas composiciones que se hacían al clamor del pueblo. Se dedica con su hermano a tocar en eventos con su grupo “El norteño”, que principalmente toca música popular. Sin embargo, es la música campesina, aquella que cuenta historias, que habla del territorio, de la identidad, de la historia, la que le gusta. Entiende que hay demasiados retos para un municipio como Belén de los Andaquíes para la cultura, para la música “antigua”, como le llama, porque ya se valora como antes. Todavía sus manos tocan guitarra y disfruta de estar en eventos donde se escuche su talento.